Diario de Sevilla vuelve a entrevistar a Alejandro López Ortega "un poncino en California"

Diario de Sevilla vuelve a entrevistar a Alejandro López Ortega "un poncino en California"

26/06/2010

Lo que sale en las películas sobre ese país es más realidad que exageración.

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Diario de Sevilla Sevilla Actualizado 26.06.2010 - 05:03

"Con el A400M el trabajo en Toulouse era monótono y yo demasiado joven"

Estudió en Sevilla y se formó en Getafe y Toulouse, con prácticas en el Airbus. De Itálica se fue a la Roma del siglo XX, los Estados Unidos. Investiga con sólidos y fluidos en Pasadena.

Alejandro López, en Santiponce, junto a la vaguada por la que pasa el ferrocarril de Sevilla a Huelva.

Su peluquero armenio lo tomó por mexicano, pero es romano... de Santiponce. Alejandro López Ortega (Sevilla, 1986), trabaja en el Instituto Tecnológico de California, Pasadena, y ha obtenido el premio nacional a la Excelencia en el Rendimiento Académico. 31 matrículas en su expediente.

-¿Ha vuelto de vacaciones?

-Los americanos no tienen vacaciones. Esta vez vine por Filadelfia a la boda de una prima que se casó en Camas y la celebró en Villamanrique de la Condesa.

-¿Cómo se vive en Los Ángeles?

-Yo vivo y trabajo en Pasadena. La primera autopista que se hizo en Estados Unidos es la que une Los Ángeles y Pasadena. Allí vivía gente rica que iba a trabajar a Los Ángeles y no les gustaba para vivir. Pese al glamour de Hollywood, tiene zonas muy feas. Los estudios de cine están en naves de polígonos industriales. Y el ochenta por ciento de los actores están en el paro o en McDonalds.

-¿Añora el campo que se ve desde su casa de Santiponce?

-Lo tengo bastante cerca. A cinco minutos de donde vivo. Una montaña que sale de la nada en la falla de San Andrés. Puedes ir en bicicleta o a hacer senderismo.
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-¿El Airbus fue su escuela?

-Hice dos prácticas del A400M en Toulouse. Allí realicé el proyecto de fin de carrera sobre el estudio de las deformaciones en la hélice del avión A400M. Pero era un trabajo monótono y yo era demasiado joven. Una profesora de la Escuela de Ingenieros, Pilar Ariza, me puso en contacto con el Instituto Tecnológico de California.

-¿Cómo fue el cambio?

-Muy beneficioso. Clases muy reducidas, para catorce alumnos. Para empezar a investigar, procuran que todo el mundo tenga el mismo nivel. En Estados Unidos no es como aquí, que consigues saber de todo, incluso de cosas que no debieras saber.

-Usted es paisano de Adriano y Trajano. ¿Qué queda de imperio en Estados Unidos?

-Llegué un mes antes de que tomara posesión Obama. Lo que sale en las películas sobre ese país es más realidad que exageración.

-¿Cómo surgió la vocación?

-Desde Secundaria quería ser ingeniero aeronáutico. Siempre me gustaron los aviones, aunque mi abuelo era ferroviario y con seis años me llevó a estrenar el AVE. Me empezó a gustar la Fórmula 1, que tiene más componentes aerodinámicos que mecánicos.

-¿Los aviones son las cuadrigas del siglo XXI?

-A esa analogía le van las naves espaciales. Estados Unidos no está dando mucho dinero. No sólo por la crisis. Antes invertía muchísimo cuando existía la competencia con los soviéticos.

-¿Qué cambios notó?

-Me llamaron la atención dos cosas. Puedes comer en clase, cosa con la que en España somos muy escrupulosos. Y existe un código de honor que todos cumplen. El profesor deja que te lleves el examen a casa, pero te comprometes a no consultar con nadie, no manejar libros ni usar internet.

-¿Hace vida de estudiante?

-Comparto piso con un estudiante de la India que trabaja en cosas del ADN y con un físico japonés.

-¿Qué investiga en Pasadena?

-La dinámica de sólidos sometida a impactos hipersónicos.

-Eso suena a 'Teléfono rojo, volamos hacia Moscú'...

-Cuando la velocidad del proyectil supera cinco veces la velocidad del sonido, el sólido se hace fluido y se libera mucha energía.

-Gasol ganó su segundo anillo con Los Angeles Lakers...

-Vino un día al gimnasio de mi Universidad para rodar un capítulo de la serie Numbers.

-¿Cómo ha visto Sevilla?

-No me he montado en el Metro. Allí me compré un coche, porque el transporte público es malísimo. Los Ángeles tenía una red de tranvías y la quitaron. Las petroleras tienen mucho poder. Una ciudad con 20 millones de habitantes sólo tiene tres líneas de Metro.

-¿Son los nuevos romanos?

-Todo lo que no sea su mundo no les interesa. Mi peluquero, de ascendencia armenia, se creía que España estaba en México.

-¿Qué tiene usted de mexicano?

-Nada. O mucho. Este verano me voy a un laboratorio de Nuevo México, en Albuquerque, a hacer un trabajo sobre nuevos métodos computacionales. Y mi novia, Romelia, es mexicana. Sus abuelos eran exiliados de la guerra. Ella es doctora en Químicas.

-Tuvo que pelear por la excelencia académica...

-A las Ingenierías las querían dejar en un segundo plano. Por Facebook y Twitter di con el resto: una ingeniera de Minas que trabaja en París, una ingeniera química que investiga en Boston; al ingeniero de Caminos lo busqué por un enlace de La Coruña.